El tercero Tiziano Tizona Desde la distancia que proporciona unos días de vacaciones se empieza a ver mejor el problema que nos castiga desde hace lustros: la desunión. Las altas esferas, más preocupadas del disfraz que del personaje, lo saben y explotan magistralmente esa nuestra principal debilidad. Nosotros, los docentes de aula, nos dejamos engatusar por premios de bancos, editoriales y tecnológicas y por el engorde del ego que suponen los “likes» en las redes sociales. Ninguno de ellos mide la efectividad de los métodos y malabares sino la vistosidad de los mismos en cámara. Grandes empresas se alían con autoridades educativas para colar sus materiales a costa de un buen pellizco de dinero público (en otros casos de asaltar el bolsillo a las familias) en nombre de la “Santa Innovasió». Engalgan a los equipos directivos en congresos y reuniones de conga y pandereta y estos incluyen sus productos en el “Proyecto Educativo” de los centros pasándose por el forro del huevamen la Constitución y su defensa de la libertad de cátedra. Todo ello lleva asociado una pantagruélica burocracia, unas ratios inasumibles y una falta de especialistas (con el papelajo del DUA, todo solucionado). Y cada vez peor, y cada vez más hondo el bache para el currito de la tiza y el boli rojo. Y cada vez nos damos cuenta menos, adormiscados estamos, que, si nos unimos y ponemos pie en la pared, conseguiríamos, oh pecado, unas mejores condiciones laborales y una formación más consistente para nuestro alumnado…pero eso es “falta de vocación” y poca voluntad de formarse en minfulnadas y en educación emocional 2030 de los cebollinos del huerto escolar.
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Editorial para el número 8 de la revista
Nota del comité editorial: Lamentamos la demora en la publicación de este número 8 de Peripatéticos debido al trabajo de todo nuestro equipo en la