Alienación, conflictividad y violencia

Sociologando:

 

Francisco Rodríguez

frfrank611@gmail.com

 

La alienación se caracteriza por estados en los cuales el Sujeto está atado a un poder estructural o a una persona o grupo que lo domina totalmente impidiéndole ejercer la libertad objetiva y subjetiva; vale decir, que no se considera libre para hacer lo que quiera y tampoco puede pensar lo que considere más conveniente porque poderes externos tienen el control de su propio Yo. El sujeto, en estas circunstancias, se siente extrañado de Sí mismo, con respecto a los demás y a la realidad social. Un ejemplo de esto podría ser, la alienación que sumerge en el fanatismo religioso a un individuo, grupo de individuos o sociedades enteras. Día a día nos encontramos con personas que viven en esta situación. Como ejemplo de alienación colectiva y fanatismo religioso, tenemos la que la prensa internacional registró en la frontera con Guyana cuando en 1979 un grupo de casi mil ciudadanos norteamericanos decidieron suicidarse inducidos por un líder patológico exaltado de una iglesia denominada «Templo del pueblo». La alienación por el consumo también es un ejemplo de sometimiento del Yo al mundo del  objeto-mercancía y la correspondiente cosificación del Sujeto (finalmente conversión del sujeto en objeto). Pero la alienación que más llama la atención (al menos en la presente situación) es la del tipo sociopolítica. Aquí podemos encontrar estados de alienación que se parecen mucho al fanatismo religioso (el nazismo, p.ejemplo), a la falsa conciencia y anulación del Yo propio de los estados de sometimiento a poderes externos, etc. El sujeto está poseído por ideologías muy alienantes como el mesianismo o el racismo (el mito de la superioridad de la raza aria, p.ejemplo), el mito de la revolución socialista o de la Democracia como igualdad social total y meta de la redención social de la humanidad en general.

 

Pero la situación de mayor compromiso del sujeto es cuando ese mismo sujeto se hace parte activa de la reproducción  de esos estados de alienación. Es ahí cuando hablamos de auto-alienación porque es como si el sujeto se alienara a sí mismo y los poderes externos dominantes (líder religioso, gobernante, explotador de la fuerza de trabajo, emisor de mensajes alienantes en la estructura mediática, productor y distribuidor de ideologías para la dominación, etc.) La referencia más concreta que tenemos a mano es el caso del venezolano. Durante el tiempo que tenemos en democracia, hemos conocido situaciones de opresión-represión, explotación y dominación salvajes y sin embargo hemos defendido a estos líderes en forma activa o adoptamos la peor de las actitudes alienantes como es la pasividad, el conformismo y la entrega casi total como dice la canción mejicana. En los últimos años hemos padecido todas estas situaciones agravadas por estados de hambre y miseria y aún encontramos personas (que no son escasas) que defienden a los causantes de este sufrimiento que vive hoy nuestro pueblo. Pero lo más grave es la indiferencia, la indolencia, el conformismo y la apatía de grandes sectores de la población: alienación subjetiva, alienación activa o auto-alienación. Creo que la “falsa conciencia” que caracteriza estos comportamientos están fundamentados, más que en la capacidad de los factores de poder de inducir estos estados de alienación, en el individualismo yoico-egocéntrico que nos sumerge en inercias estructurales generadoras de estados de letargo colectivo. Este individualismo auto-egocéntrico que ya forma parte de nuestra manera de ser sociológicamente nos ha convertido en “sujetos-individuos-masa”(Ortega y Gasset). Por primera vez en la historia social de nuestro país se ha constituído un tipo psicosocial predominante muy alienado que es el del “hombre-masa” inducido por los Mass-media Producto del miedo, de la indiferencia, de la desesperanza aprendida, del desarraigo estructural, del abandono y el auto-abandono y se condensa en ese individualismo consumístico y atomístico (conversión del sujeto en un átomo social) que está presente en una buena parte del venezolano hoy. No hay que olvidarse tampoco que sociológicamente somos una sociedad amasada en abandono familiar (paterno) y que esta circunstancia imprime su sello en la manera como nos comportamos frente a la vida, los demás, la crisis y el entorno que nos rodea.

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