Introducción
El autor del texto reseñado, escritor de ficción, pero permanente estudiante de psicología, ha intentado sintetizar las esencias coincidentes en las enseñanzas de tres importantes maestros de vida: Jiddu Krishnamurti, Osho y el Dr. Mauricel Nicoll. Cada uno con una visión propia con respecto al potencial de la psiquis humana. Ellos resolvieron, y nos proponen que resolvamos de forma personal, el problema de la relación del ser humano, en su complejidad física y psicológica, con el mundo de los hechos y el de los símbolos. Estos últimos, aunque necesarios, han provocado también acontecimientos terribles.
Para destacar la principal coincidencia, los tres colocan a la mente (ese conjunto de capacidades congnitivas que reúne los procesos de conciencia, memoria e imaginación, entre otros), como sujeto indagador y objeto indagado. Nos retan a observarnos, como primer paso para conocernos. Por supuesto, esto no funciona para quienes están convencidos de saber quiénes son.
Es a través de la percepción directa y del conocimiento de sí mismo, no de la creencia en símbolos originados por otros (ni siquiera por las tres autoridades mencionadas aquí), como el individuo se aproxima y vivencia la realidad total, que incluye lo desconocido. El propósito de las ideas y prácticas recogidas en el texto reseñado es la difusión de estas esencias coincidentes, con el objetivo de motivar al lector.
¿Por qué siempre nos sentimos incompletos, incluso o a pesar, de los triunfos y de una aparente estabilidad material y emocional?
Añoramos la paz, la felicidad que sentíamos en el estado pre-verbal, tan independiente de las circunstancias externas. Detrás de nuestras metas por llegar a ser alguien, de nuestros deseos de posición (y posesión), de poder, de cumplimentar anhelos sentimentales o materiales, de la compra y acumulación de objetos, está el móvil real: recuperar aquel paraíso perdido cuyas reminiscencias borbotean en la consciencia ocasionalmente. Esa melancolía que nos abate con frecuencia es el recuerdo de un estado que se niega a volver y restablecerse a través del deseo.
Esperamos que el cambio a una casa más grande, la compra de un auto, de joyas o de artículos de tecnología de punta, nos brinden ese regocijo buscado. Y nos lo da, solo que por corto tiempo. El inconsciente proyecta y materializa ciertos anhelos. Sin embargo, una vez realizados, regresa esa sensación de carencia. Un dolor que no entendemos. Y no se marcha. Muchos artistas, músicos y poetas plasman esa ausencia en sus obras de arte. El jazz, en todas sus vertientes, es un hermoso ejemplo.
Pasamos de una relación a la siguiente, convencidos de haber encontrado ya a la mujer o al hombre ideal de nuestras vidas. Pero se repite el ciclo del fracaso, constantemente. “Ahora sí, esto es lo que buscaba”, repetimos. No obstante, al paso del tiempo regresa el tedio, lo mecánico. Nos vencen. El aburrimiento nos ha ganado una vez más.
Y no es que la vida sea aburrida, es que nos hemos convertido en seres aburridos. Cada instante es fresco y distinto. No obstante, al responder automáticamente, con el arsenal viejo provisto por nuestra historia individual, a la realidad del aquí y ahora, al reto que se nos presenta, caemos en la abulia y la desesperanza. Estamos convencidos de que esa es la única manera de vivir.
No lo admitimos de dientes para afuera porque el ego no lo tolera. La imagen es intocable. Sacrificamos lo que sea por mantenerla límpida y externamente feliz aunque nos carcoma una profunda tristeza, estemos solos o en una relación. Es infelicidad. No debía ser así.
Pocas parejas perduran a través del desarrollo de una comunicación profunda y el trabajo común de conocerse a sí mismos a través del espejo de la otredad. Impacientes, no ven los defectos propios. No llegan al punto en que disuelven los egos y se convierten en una entidad donde el amor genuino, consciente, predomina.
Actividad egocéntrica
La correcta traducción de pecar, para estos trío de conocedores, es errar el blanco. No hacer lo que sea necesario por descubrir el estado de consciencia que nos domina la mayor parte del tiempo. Le llaman sueño.
Estar tan profundamente dormidos en relación con nuestra esencia, es la raíz de los males que padecemos. Hemos olvidado quiénes somos a nivel interno. La mente sensual predomina. El ego, una herramienta para la vida, es la parte más superficial de nuestra complejidad. Sin embargo, nos hemos identificado tanto con él, que no dejamos espacio para más. La actividad egocéntrica, con todas sus terribles consecuencias, parece haber vencido a nivel personal y social. El desastre al cual está abocado el planeta es uno de los resultados.
El propósito de las prácticas que se sugieren en el texto es descubrir el enemigo interno: el ego. Y no es que el ego esté enfermo. De ser así, se pudiera tratar. Él es la enfermedad. Para convencernos de ello, hemos de empezar por la auto observación. El cuerpo humano es una máquina perfecta. El ego-mente, o como se le quiera llamar, está dividido en pequeñas entidades contradictorias. Descubrirlas es nuestra primera tarea en el camino de construir la unidad interior y desarrollar un tipo de consciencia diferente.
Krihsnamurti
Desarrollo de la percepción directa, plantea Krishnamurti. Investigar el proceso de pensamiento. Sobre todo el intervalo que hay entre el pensamiento que sale y el que entra. Reforzar ese intervalo en detrimento del tráfico mental. La des(identificación) es la actitud que lo permite.
No se puede profundizar el conocimiento de sí mismo a través de ninguna organización, credo, dogma o ritual. Un maestro solo puede señalarnos el camino. La verdad se halla en el espejo de las relaciones, en la comprensión de los contenidos de la propia mente. Atesoramos imágenes religiosas, políticas y de personas afines, que nos dan seguridad. Esas representaciones se vuelven símbolos, ideas, creencias. Una carga mental que domina el pensamiento, las relaciones y la vida cotidiana. Condicionamiento que origina problemas pues separa a unos de otros. Una percepción de la vida, moldeada por conceptos ya establecidos en la mente. El contenido de la consciencia es ese, común a la humanidad.
La ampliación del intervalo entre pensamientos es el camino contra el condicionamiento.
Osho
Permanecer alerta, conseja Osho y nos propone un sutra, o sea, una técnica para crear un observador separado de lo que observa: nuestros pensamientos y emociones. La elección del sutra es cuestión individual. La persona puede probarlos y usar el que venga bien con su temperamento, con su personalidad.
La práctica de no pestañear, aunque parece algo burdo, al autor le ha dado resultados. Ese mecanismo está ligado al proceso de pensamiento. Detener el pestañeo, va haciendo perder fuerza a los pensamientos. Los detiene.
El practicante, si insiste, puede experimentar en algún momento un estado de consciencia sin contenidos. Descubrirla y mantenerla es uno de los objetivos de estos ejercicios. La ansiedad por obtener resultados inmediatos es una ruta al fracaso. La paciencia es fundamental.
Dr. Maurice Nicoll
Primer choque consciente, nos dice el Dr. Nicoll. Esto es, identificar a tiempo en el umbral de la corriente de pensamientos, en medio de nuestras ocupaciones diarias, aquel que intenta entrar para incidir negativamente a nivel emocional. Una vez que nos hemos identificado, o sea, nos hemos fundido con un pensar malsano, ya es imposible detenerlo. Así se repite el mecanismo que intoxica nuestras emociones y nos priva de pasar un día armónico, sano. Este choque consciente que nos separa de un pensamiento negativo, actúa hasta a nivel celular. Además de contribuir a la salud mental, influye en la física.
Coda
Suponemos que al poder optar somos libres. Sin embargo, la libertad es observación constante, donde se empieza a descubrir nuestra prisión. La singularidad del individuo no radica en lo externo, sino en la total libertad con respecto al contenido de su consciencia.
¿Habrá acaso una energía fuera del campo del pensamiento y que no sea fruto de las actividades compulsivas del ego, y por tanto, divisivas, contradictorias y perniciosas?
Entre esta y otras indagaciones navega el ensayo reseñado aquí. Un discurso sucinto y motivante para que el lector, de acuerdo con sus características psicológicas, escoja una práctica que le acomode. El objetivo a corto plazo es iluminar la interioridad del individuo, conocernos mejor, como premisa para llevar una vida más enriquecida en todos los sentidos. A mediano o a largo plazo, usar técnicas capaces de acercarnos a lo desconocido.
Los caminos son muchos, pero la verdad es una sola.
Bibliografía.
Estos títulos pueden descargarse gratuitamente en internet:
Nicoll, Maurice: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky.
Osho: El libro de los secretos.
Ouspensky, P. D.: El cuarto camino.
Zuber, Rene: ¿Quién es usted, Gurjieff?
Breus contes dels temps abans de la ciència: Xicotets relats per xiquets curiosos i adults intel·ligents - Juan Carlos Reyes
En este texto el autor ha intentado sintetizar las esencias coincidentes en las enseñanzas de tres importantes Maestros de Vida: Jiddu Krishnamurti, Osho y Michel Nicoll. Cada uno con una visión propia con respecto a las potencialidades de desarrollo de la psicología personal. Es un discurso motivador y sucinto, donde el lector, de acuerdo con su personalidad, podrá escoger la práctica que más le acomode. El objetivo a corto plazo: iluminar la interioridad y conocernos mejor, como premisa para llevar una vida más enriquecida en todos los sentidos. A mediano o a largo plazo: usar técnicas capaces de acercarnos a lo desconocido. Los caminos son muchos, pero la verdad es una sola.
2 respuestas a “Ego vs. consciencia. Coincidencias esenciales de tres Maestros de Vida.”
Excelente texto. Documentado y motivador.
Me gustó mucho el texto, como lo encamina y sobre todo a lo que está dirigido, el bienestar del ser humano!
Personalmente admiro el conocimiento del Sr Krihsnamurti desde hace años pero soy afín con lo que expresa el
Dr. Maurice Nicolle de una forma sencilla y clara que nos da la oportunidad de desalojar así de tajo, a los intrusos que penetran y se albergan en el pensamiento y en consecuencia pueden dañar el cuerpo físico!
Le comparto lo que entiendo, el ser humano, tomando como base la figura geométrica del triángulo vive en tres vórtices fundamentalmente, y cada uno de esos vórtices ó campos energéticos administran y desarrollan las ideas y pensamientos, las emociones y deseos a partir de la propia sensibilidad y por último el campo de la acción dónde vivimos y nos desenvolvemos; mantener el equilibrio de estos tres campos es nuestra tarea y es la fortaleza sobre la que se edifica y se construye la vida en la sociedad, la percepción actúa como un agente externo aunque es parte intrínseca nuestra y se genera por el grado de sensibilidad que portamos y a través de ella es que pueden entrar los intrusos a nuestro pensamiento!