Un reino de astrónomos. La narración en la ciencia y el cálculo de la longitud geográfica. Educación interdisciplinaria e intercultural

Resumen

Este trabajo propone un caso, relativo a una época en que a pesar de lo fácil que era naufragar, se navegaban océanos que siguen dando miedo, se conectaban millones de kilómetros que siguen pareciendo intransitables y se era capaz de mapear el mundo. ¿Cómo lo lograron? Parte de la explicación fue la capacidad para determinar la longitud geográfica mediante procedimientos ingeniosos como la observación de los eclipses, en una época en la que todavía no se contaba con cronómetros precisos.

Abstract

The history of science is narrative, and its subject, therefore, is an adventure. This work proposes a case, related to a time when, despite how easy it was to be shipwrecked, oceans that are still scary were navigated, millions of kilometers that still seem impassable were connected and the world was able to be mapped. How did they do it? Part of the explanation was the ability to determine geographic longitude by clever means such as observing eclipses, at a time when precise chronometers were not yet available.

Palabras claves: Educación Secundaria, longitud geográfica, América española, eclipse lunar, cuento científico

Keywords: Secondary Education, geographical longitude, Spanish America, lunar eclipse, scientific story

  1. Introducción

La narración como estrategia didáctica es cada vez más valorada en los procesos de enseñanza y aprendizaje. En las últimas décadas se ha querido potenciar su uso en el aprendizaje de las matemáticas y las ciencias. De ahí la iniciativa Ciencia-me un cuento (2018-2022), impulsada por científicos de España y el Reino Unido, que recogió cuentos científicos de todas partes del mundo y los publicó en español y en inglés.1 Además, la producción historiográfica ha mostrado un creciente interés por el horizonte científico de la cosmografía del Siglo de Oro (MORATO-MORENO, 2016: 597). Ofrecemos aquí una propuesta para Educación Secundaria que puede ser trabajada de forma interdisciplinaria por asignaturas como Historia, Geografía, Astronomía, Matemáticas o Idioma español con el problema del cálculo de la longitud geográfica en los siglos XVI y XVII como centro de interés.

  1. No es un cuento, pero podría serlo: Un reino de astrónomos

En 1641 el catedrático fray Diego Rodríguez, luego de muchas observaciones astronómicas, calculó, de manera más precisa que Humboldt en 1803, la longitud geográfica del Valle de México. No era el único que por entonces miraba el cielo. Hubo muchas otras observaciones con participación de cosmógrafos, peritos y profanos. También contamos con registros de observaciones indígenas, como el eclipse anular de sol de 1531, que se produjo junto con el paso del cometa que hoy llamamos Halley. O el eclipse total de sol de 1611: “[…] cuando el Sol y la Luna se mataron, los que los vimos nos espantamos, ya que nuestros abuelos los tenían por dioses, por eso se produjo la gran enfermedad en el año de caña.” (FIERRO, 1991: 30-34) Donde la finalidad era prevenir desastres o ajustar el calendario a los ciclos agrícolas.

Sin embargo, el interés de los españoles eran los eclipses de Luna. El problema de la latitud, tomando la Cruz del Sur en lugar de la Estrella Polar, ya bien observada por astrónomos indígenas como Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui en el Perú,2 se había resuelto, pudiéndose mapear hasta los territorios situados a los 52º Sur según informe de Juan López de Velasco (1534-1598) de 1571-1573. Pero el problema de la longitud era mucho más complicado. Velasco en su Instrucción de los eclipses, indicó los pasos a seguir para que desde diversas partes del mundo, muchos observadores, incluso aquellos profanos, todos a una, estuvieran pendientes de eclipses de Luna, siguiendo las “demostraciones y ejemplos” que en su profundo estudio había propuesto Alonso de Santa Cruz para calcular la longitud a través del método de los eclipses lunares, incluyendo los instrumentos necesarios. 3

  1. Valor educativo

3.1. Por definición, la longitud geográfica es la distancia entre dos puntos de cualquier lugar de la Tierra tomando como referencia un mediano 0, medida en grados, minutos y segundos en dirección Este y Oeste, donde, debido al tiempo de rotación de la Tierra, 1 hora equivale a 15º. Por lo tanto, alcanzaría con obtener la resta de la diferencia horaria entre esos dos puntos para obtener la longitud. Así que en el Episodio 1 de nuestro cuento científico, un personaje se podría extrañar de tanto frenesí por observar el cielo. Pero en la época no se conocían las diferencias horarias ni había cronómetros precisos. La solución fue observar un fenómeno astronómico que fuera visible dentro de una zona amplia del mundo en el mismo instante, como ocurrió, por ejemplo, el 18 de noviembre de 2021 (Figura 1).4 Sabiendo esto, se podía calcular la diferencia horaria y establecer tablas de longitud. El evento astronómico que mejor encaja dentro de estos requisitos es el eclipse lunar, que por entonces se sabía predecir sin problemas.

3.2. De manera que en el Episodio 2, uno de los personajes se podría ofrecer para contarnos la Historia del cálculo de la longitud geográfica en los siglos XVI y XVII en un mundo que se había transformado por completo y donde era imprescindible establecer la posición de las naves, de las ciudades, de las provincias. Sin embargo, no todo el mundo siguió las Instrucciones de López de Velasco de 1571-1573 y 1581, y muchos registros tal vez se perdieron. Pero están documentados en América dos casos: el de México (1584), dirigido por el valenciano Jaime Juan, y el de Puerto Rico. Y por lo visto, más allá de esas fechas, se siguieron haciendo observaciones astronómicas con la finalidad de establecer la longitud geográfica con resultados más precisos que en 1803.

3.3. Un valor importante fue la colaboración en el proyecto de personas ubicadas en distintas partes del mundo (España, Puerto Rico, México), siguiendo las mismas instrucciones y con el mismo objetivo. Fue el primer Plan global de observación astronómica con la finalidad de determinar la longitud geográfica anticipándose a los trabajos de colaboración internacional de nuestros días. Una experiencia digna de ser replicada, sobre todo porque los instrumentos han sido reconstruidos. Un tema picante para la indagación es hasta qué punto pudieron resultar interesantes observaciones de eclipses lunares indígenas. Los registros astronómicos y mapas nativos eran legibles para las autoridades, entre otras cosas porque junto con las pictografías propias combinaban palabras y símbolos españoles, y porque parte de esas autoridades eran de origen indígena (Figura 2).5 Las diversas formas de ver el mundo y el lenguaje con el que se expresaron, la circulación de conocimientos entre culturas, y la influencia que tuvo en el progreso colectivo global merecen una reflexión. Un Episodio 3 podría indagar sobre estos temas.

  1. Conclusiones

El material académico, cuando aporta contenidos originales, que abren nuevos horizontes a la imaginación y al conocimiento, tiene un valor especial, es una invitación a la creatividad, a reelaborarlo, descubrir y potenciar sus valores educativos. Entre esos valores encontramos, además de una forma de enseñar contenidos que puede ser motivadora, una oportunidad para apreciar mejor el patrimonio cultural del espacio que habitamos y sus características culturales.

  1. Bibliografía

AUTORES VARIOS (2018, 2019, 2020), Ciencia-me un cuento. SRUK/CERU. Barcelona. Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U. Madrid. 2021

FIERRO GOSSMAN, Julieta, GALINDO TREJO, Jesús, y FLORES GUTIÉRREZ, Daniel, Eclipse total de sol en México, 1991. UNAM. México. 1991

MORATO-MORENO, Manuel (2016), La medición de un imperio: reconstrucción de los instrumentos utilizados en el proyecto de López de Velasco para la determinación de la longitud, en Anuario de Estudios Americanos, 73 (2), 597-621.

RODRÍGUEZ SALAS, Ma. Luisa (Ed.), Eclipse de luna: Misión científica de Felipe II en Nueva España. Biblioteca Montaniana. Huelva. 1998. Incluye la reproducción facsimilar del estudio del eclipse del 17 de noviembre de 1584 en México.

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