Abstract: The process of learning in the brain is boosted when emotions are involved. As a matter of fact, if classroom ambience is positive, the brain receives external stimuli effectively, making knowledge acquisition much easier and a lifetime learning.
Los aprendizajes se fortalecen en el cerebro cuando se involucran las emociones; claro está que, si el ambiente es positivo dentro del aula, el cerebro recibe estímulos externos de manera efectiva y ello produce que los diversos conocimientos se adquieran con mayor facilidad y los aprendizajes perduren en el tiempo.
Palabras claves: Emoción, Cerebro, Sentimientos, Aprendizaje, Enseñanza
Desde hace tiempo me he preguntado por qué niños y niñas aprenden más rápido cuando se encuentran motivados y libres de expresión.
Sí, claro, la respuesta sería muy simple. Pero aquí, es donde nos detenemos a pensar y comienzan a surgir una serie de preguntas que, en estos momentos, quiero compartir con ustedes y que son las más relevantes y que logran inquietarme. ¿Cómo aprende el cerebro? ¿Cómo asimila cada orden o estimulo que recibe?
La enseñanza y la formación en la niñez brindan estímulos intelectuales que son indispensables para el cerebro y su desarrollo, ya que, a raíz de ello, se produce un despliegue de las capacidades cognitivas y se logran hacer más viables los aprendizajes; es por ello, que a niños y niñas les encantan las sorpresas y, por supuesto, al cerebro también. (Friedrich y Preiss, 2.003).
Es aquí que, hablar del cerebro, es hacer referencia a un órgano complejo que, además de ser tan importante por sus cuestiones anatómicas, también lo es, por sus habilidades significativas. Del cuerpo humano, es el único órgano que tiene la capacidad de aprender y a la vez enseñarse a sí mismo. (Campos, A.L., 2.010).
Sus millones de células nerviosas-neuronas-interconectadas, son las responsables prácticamente del control de todas las funciones vitales de supervivencia (hambre, sed, sueño, movimiento); además de las funciones de la mente (lenguaje, inteligencia, pensamiento, memoria) y, por si esto fuera poco, también lo es sobre las emociones y sentimientos (amor, tristeza, odio, alegría, ira, etc.) a través de la recepción e interpretación de señales – sensaciones percibidas por los sentidos. (Herrera Ramírez, 2.002).
Actualmente, las investigaciones neurocientíficas expresan que el cerebro debe ser estimulado de manera integral y se ha comprobado que el aprendizaje se recuerda con mayor énfasis si se aprende experimentando y, si además de eso, interfiere alguna emoción. Cómo aprendemos, cómo nos relacionamos, cómo vivimos, cómo sentimos, todo, depende del cerebro.
Por lo tanto, ¿sería esto una solución o una pócima mágica a los problemas de enseñanza y aprendizaje? Claramente no. Pero permite, mientras tanto, conocer qué sucede mientras se aprende.
Por primera vez, luego de casi tres décadas de evaluar la calidad de la educación en América Latina, la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), midió el desarrollo de habilidades socioemocionales de alumnos de 6º grado de primaria en más de 4.000 escuelas de la región. Dichas habilidades, se midieron en 16 países y formaron parte de las pruebas ERCE 2019 que evaluaron, además, el desempeño en áreas de lectura, matemáticas y ciencias. De las diversas habilidades socioemocionales, la Unesco escogió para medir tres, entre ellas: la apertura a la diversidad, autorregulación escolar y empatía.
La primera, arrojó respuestas similares de los participantes en esta habilidad, con excepción de Cuba y Costa Rica que tuvieron un porcentaje mayor de respuestas positivas (Cuba 93% y Costa Rica 92%).
En la segunda, se buscó medir la capacidad de los niños para regular sus emociones, pensamientos y comportamientos durante el proceso de aprendizaje. En cuanto al promedio regional, el 74% de las respuestas fueron positivas.
Y, por último, se manifestó que el 55% del total de los alumnos, logra ponerse en el lugar del otro emocionalmente o actuar sintonizando con lo que le sucede. (Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-59741773, 2.022).
Por ello, inspirar a crear, a soñar, imaginar, compartir, construir, y a motivar; ésta última, como motor de aprendizaje y cómo palabra mágica en el mundo de la educación, que permite que los alumnos desarrollen sus capacidades y habilidades para aprender más y mejor.
Entonces, ¿aprendemos emocionados?
Sí, claro que sí. La emoción, ese ingrediente mágico que se encuentra dentro de un aula junto a un docente que es capaz de detectar de manera temprana las necesidades educativas de un alumno.
Lang, define a la emoción como el conjunto de sentimientos positivos o negativos que se producen frente a situaciones específicas, que comprenden la integración de componentes fisiológicos, comportamentales y cognitivos. (Lang, P. J., 1995). La emoción, la curiosidad y la atención, son aspectos esenciales para la educación, porque promueven cambios profundos en el cerebro, favoreciendo y optimizando el proceso de aprendizaje y el desarrollo general de la persona.
La emoción, es ese ingrediente fundamental no solo para el que enseña, sino también para el que aprende; porque los seres humanos somos seres emocionales, luego, racionales y sociales; tal es así que, lo que mejor se aprende, es aquello que se ama, porque se coloca a la emoción como objetivo principal que atraviesa diversos matices al aplicarla en la enseñanza.
La emoción enciende e ilumina el aprendizaje, en ella habita la curiosidad para dar lugar luego, a la atención, sin olvidar que ambas necesitan ser estimuladas constantemente desde dentro de quien aprende.
En el aula se hace indispensable crear puentes que unan el conocimiento del cerebro y el funcionamiento del proceso de enseñanza y aprendizaje para así generar, un entorno educacional agradable. En definitiva, la calidad de la educación se relaciona de manera directa con la calidad del educador, por lo tanto, es indispensable que siga en permanente formación y capacitación.
Entonces, ¿qué hace que la interacción social y emocional sea tan importante y poderosa para el aprendizaje?
Claramente, se aprende lo que se ama, lo que despierta algo, lo que se comparte, aquello que vibra, aquello que se lleva dentro y todo ello permite que el motor de aprendizaje se encienda y genere movimientos emocionales internos que llevan aprender y, sumado a esa dosis de poción mágica llamada emoción, se enseña a descubrir lo que los alumnos ya saben.
Bibliografía:
- Campos, A. (2.010). Revista digital, La educación. “Neuroeducacion”. N°14.
- Friedrich, G. y Preiss, G. (2.003). Mente y Cerebro. Vol.1, N° 14.
- Herrera Ramirez, M. (2.002). El cerebro. Ceuta.
- Lang, P. J. (1995). The emotion probe. Studies of Motivation and Attention. American Psychologist.
- https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-59741773
6 respuestas a “Y de pronto… ¡la emoción!”
Felicitaciones !!! Gran trabajo y excelente profesional Belén!!!
Gracias Daniela!! Compartimos la misma pasion!✨
Muy buen articulo! Muy interesante!!
Gustavo! Gracias por tus palabras!! Abrazo!
Felicitaciones!
Muchas gracias Claudio!!!